Reality Bites

El viernes por la noche llovía en Barcelona. Bastante, por cierto. En una de las calles del barrio de Gràcia estaba parado, dentro del coche. El semáforo en rojo y cinco o seis vehículos delante del mío. La gente pasaba a mi lado con más o menos prisa por la estrecha acera, intentando no empaparse demasiado. Entre ellos, una chica joven, con gabardina blanca, y un violonchelo en su estuche. Entonces, un ciclomotor de un repartidor de pizzas pasó entre el coche y la acera. Poco espacio. Con el retrovisor golpeó levemente el brazo de la chica. Y el chelo cayó al suelo mojado. Bajé del coche y, mientras la ayudaba a recogerlo, me miró a través de sus gafas enteladas por la humedad. En ese momento, no pude evitar acordarme de ella.

De Rain Phoenix y de At my most Beautiful.

Bocados de realidad.